¿De qué estamos hablando realmente cuando decimos racismo? ¿A qué hacemos referencia cuando mencionamos la etnicidad? El antropólogo Juan Carlos Callirgos hizo estas preguntas antes de explicar la evolución de los conceptos y estudios relativos a ambas concepciones.
El experto fue invitado a la primera jornada del curso taller “Tendencias teórico metodológicas de investigación sobre racismo y relaciones socioculturales”, organizada por el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB) para los seis equipos de investigación de la convocatoria “Racismo, discriminación y relaciones socioculturales en Bolivia”.
Según Callirgos, un recuento de las investigaciones sobre etnicidad a nivel mundial muestra que ésta se convirtió en un objeto de estudio legítimo a fines de la década de los ‘60. Antes de este momento la etnicidad tenía dos opciones para ser analizada: como igual a la cultura o a los rasgos culturales de un grupo humano, y como identidad o idea de pertenencia.
En 1969 aparecen las posturas del noruego Frederick Barth, quien luego de estudiar a grupos humanos habitantes de la región entre Afganistán y Pakistán plantea que para definir la etnicidad no importan los rasgos culturales, sino cómo se defina el grupo a sí mismo y cómo marca su frontera entre el nosotros y los otros.
“La frontera vendría a ser la característica que el grupo considera que es la principal que la diferencia de los demás”, explicó Callirgos a los investigadores. En este caso la etnicidad no se define desde afuera, sino desde dentro y en el mismo grupo.
Posteriormente aparecieron los exponentes de la Escuela de Manchester. A decir de Callirgos, en este caso Abner Cohen plantea que “la etnicidad no existe per se, sino en tanto cumple una funcionalidad” en cualquier terreno, sea en el político o económico. Se trata de la escuela instrumentalista que mira a la etnicidad como un aspecto que puede debilitarse en caso de no tener una función clara.
A fines de los 70 apareció bibliografía que toma a la etnicidad, ya no hablando necesariamente de grupos étnicos en sentido rígido, sino a partir de individuos. “La etnicidad es la pertenencia a grupos, que puede ser manipulada por individuos, que pueden definir a qué grupo pertenecer o en qué grupos ser identificados”.
Entonces, dice Callirgos, la etnicidad es discursiva, emite mensajes y es leída por los demás, es un proceso constante de ir leyendo marcas de identidad e ir emitiendo señales de identidad, aunque es un proceso que contiene una alta incertidumbre semántica.
En la década de los 90, esta postura de etnicidad discursiva adquiere fuerza. Callirgos explica que cuando se dice que la etnicidad es discursiva primero se la tiene que ubicar en contextos históricos, sociales y políticos cambiables.
El experto resume así las características: “la etnicidad es relacional, movible, cambiable, discursiva y requiere de narrativas históricas”. Pero entonces, se pregunta, ¿qué es lo peculiar de una etnicidad? La respuesta se obtiene a través de una confrontación con el sujeto universal o la relación con una figura no étnica. Tiene que ver con el concepto de nación y de Estado que considera a ciudadanos iguales entre sí.
El concepto de raza
La clasificación científica de razas en el siglo XVII apareció con pies de barro y era insostenible. Para Callirgos, hablar de lo racial es siempre ideológico por tanto las razas son construcciones arbitrarias.
“Lo racial requiere de ficciones porque lo racial es innombrable, es una ficción que tiene que recurrir a lenguaje metafórico, por ejemplo cuando se dice tiene la mitad de la sangre negra. Las investigaciones han revelado cómo el concepto de raza es siempre contextual, siempre provisional y siempre una ficción ideológica”, dice Callirgos.
Las ficciones, por tanto, pueden variar de sociedad en sociedad. A pesar de todo, sin embargo, son ficciones que tienen una vida importante.
Fuente:http://www.pieb.com.bo/nota.php?idn=4489
Recuperado: 27/11/09
Tiene razón el indicar que el término raza es una construcción socio política pero sobretodo ideológica, construida para el sometimiento de unos sobre otros. Actualmente con el trabajo que se ha realizado con motivo de la Convención de Durban, se ha determinado que laas razas no existen, sin embargo, es un discurso muy polémico, debido a que si consideramos eso en nuestro país el racismo no existiría y eso es una falsedad, se asemeja más a un discurso de querer suavizar la realidad que persiste hasta el día de hoy y que se convertiría en una especie de fomento a la existlencia de este flagelo.
Me gustó tu artículño y te estaré enviando en los proximos días algunos aspectos teóricos sobre el racismo y al discriminación, para poder paortar con un granito de arena en esta lucha que es de todos y que todos, de una u otra manera, hemos sufrido estos hechos.
Adelante hermano y nuevamente gracias
Fernando