Kuntur Mallku, Guardián del Cielo | Boletín
El cóndor planea sobre las cumbres usando solo el viento
El cóndor andino (Vultur gryphus) es un ave majestuosa considerada una de las aves voladoras más grandes del mundo, su envergadura puede alcanzar los 3,3 metros, lo que le permite planear con eficiencia a alturas de hasta 5.500 metros sin necesidad de batir las alas, aprovecha las corrientes térmicas. Su plumaje negro, adornado con plumas blancas en el cuello y las alas, junto a la cresta carnosa que distingue a los machos, lo convierten en un emblema inconfundible de los Andes, desde Venezuela hasta la Patagonia argentina.
Más allá de su imponente presencia, el cóndor cumple una función esencial en el equilibrio ecológico de los ecosistemas. Como ave carroñera, elimina restos orgánicos en descomposición, ayudando a controlar focos de infección y evitando la propagación de enfermedades. Sin embargo, su ciclo reproductivo es lento: es una especie monógama y los machos alcanzan la madurez sexual recién a los ocho años, con una cría por período reproductivo.
El cóndor ha surcado los cielos del tiempo
Entre los años 100 a.C. y 800 d.C., la cultura mochica o moche, asentada en la costa norte del actual Perú, manifestó un profundo respeto por los elementos naturales, incluyendo montañas, felinos, búhos y especialmente el cóndor, lo cual se evidencia en su cerámica ritual. Paralelamente, entre los años 0 y 700 d.C., la cultura Nazca, ubicada en la costa sur peruana, representó al cóndor tanto en su cerámica como en sus geoglifos, destacando una gigantesca figura de cóndor de 135 metros con alas, pico y cola extendidos, inscrita en las Pampas de Nazca.
Posteriormente, entre el 200 y 1000 d.C., floreció la cultura Tiwanaku en el altiplano al sudeste del lago Titicaca. En su emblemática Puerta del Sol, la imagen del dios Viracocha aparece con cetros coronados por cabezas de cóndor, rodeado por personajes con máscaras de esta ave, subrayando su papel como símbolo sagrado y celestial.
En la cosmovisión incaica, el universo estaba dividido en tres niveles: el Hanan Pacha (mundo superior), el Kay Pacha (mundo terrenal) y el Uk’u Pacha (inframundo), cada uno representado por un animal sagrado: el cóndor, el puma y la serpiente, respectivamente. El cóndor, o Apu Kuntur, era considerado un mensajero divino que conectaba los mundos, elevando las plegarias humanas hacia los dioses y asegurando el inicio de cada día al alzar el sol en el cielo. También era símbolo de sabiduría, guía espiritual y vigilancia desde las alturas. La constante presencia del cóndor en arte, textiles y arquitectura refleja su importancia como mediador entre lo terrenal y lo sagrado.
Para los aymaras, asentados históricamente en los alrededores del lago Titicaca en Perú, Bolivia, el norte de Chile y el noroeste argentino, el cóndor representa a Mallku, espíritu protector de las montañas. Cada cerro es considerado un ser viviente con cualidades específicas que dialoga con las comunidades. La nieve de sus cumbres, símbolo de vida, produce el agua esencial para la agricultura. En este contexto, el cóndor también es llamado “la gallina de los achachilas”, es decir, espíritu tutelar vinculado al culto ancestral de las montañas.
Entre los mapuche del centro-sur de Chile y Argentina, el cóndor es considerado el rey de las aves, dueño del espacio aéreo y reencarnación de las almas nobles. Además de su grandeza física, sus colores simbolizan el entorno andino: el blanco del plumaje representa la nieve de las cumbres y el negro la montaña. Esta ave sagrada encarna virtudes humanas elevadas como la sabiduría (Kimche), la justicia (Norche), la bondad (Kumeche) y el gobierno (Newenche), reforzando su rol como guía moral y espiritual.
En los pueblos andinos de Ecuador y Colombia, la tradición oral describe al cóndor como el animal más viejo del mundo, testigo del nacimiento de los seres sobre la Tierra. Con su cabeza calva y mirada penetrante desde las alturas, se le atribuye la función de «cuidador del universo», ya que domina todo desde lo alto y protege el orden cósmico. Estas creencias, aún vigentes, refuerzan su posición como símbolo de vigilancia, sabiduría ancestral y equilibrio universal.
No hay vuelo libre sin territorio, amenazas al Cóndor Andino
El cóndor andino enfrenta múltiples amenazas provocadas directamente por la acción humana. En varias regiones, se han registrado casos de cóndores envenenados o abatidos a disparos por comunidades que, en su afán de reducir la presencia de depredadores como pumas o perros salvajes, también entre los aspectos que los amenaza están los cables eléctricos o las plantas eólicas, los cóndores chocan en ellos, está la intoxicación por mercurio o plomo y la caza furtiva. Estas situaciones terminan afectando gravemente a una especie y a su rol crucial en el equilibrio ecológico como limpiador natural del ecosistema.
A esta situación se suma la grave pérdida y fragmentación de su hábitat. La disponibilidad de áreas naturales donde el cóndor puede sobrevivir es cada vez menor, y las pocas zonas que aún existen están severamente alteradas por la expansión urbana, la agricultura y la ganadería. De ese limitado espacio, solo una fracción mínima se encuentra dentro del sistema de áreas protegidas, lo que deja a la especie en una situación de alta vulnerabilidad.
La falta de territorio seguro compromete no solo su reproducción, sino también su capacidad de alimentarse y de realizar sus majestuosos vuelos, símbolos del espíritu andino que hoy lucha por sobrevivir.
En Bolivia algunas organizaciones se dedican a la rehabilitación de cóndores que fueron rescatados en diferentes circunstancias para liberarlos en su hábitat, son Reserva Natural del Quebracho en Tarija y Bioparque Municipal Vesty Pakos en La Paz.
Celebrando al cóndor y su protección
Cada 7 de julio se celebra el Día Internacional del Cóndor Andino, una fecha dedicada a visibilizar la importancia de esta emblemática ave de la Cordillera de los Andes y a sensibilizar sobre el riesgo de su extinción. En Bolivia, además, se ha establecido el 4 de febrero como el Día Nacional del Cóndor Andino, en conmemoración a la promulgación de la Ley Integral de Protección y Conservación del Cóndor Andino, Kuntur Mallku (Vultur gryphus). Esta normativa representa un avance significativo en la protección de la vida silvestre, al ofrecer un marco legal inclusivo para la defensa no solo del cóndor, sino de todas las especies amenazadas del país.
El cóndor andino ha sido venerado por siglos en las culturas ancestrales como símbolo de libertad, sabiduría y conexión espiritual. Su majestuoso vuelo sobre las cumbres representa la grandeza del mundo andino y su papel como guardián de los cielos lo vincula a la transmisión de valores profundamente arraigados en las comunidades originarias. La legislación boliviana prohíbe su caza, acoso, captura o comercialización ilegal, y establece acciones concretas para la preservación de su hábitat natural, reafirmando así el compromiso del país con la protección de este ser sagrado y su entorno.

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Te proporcionamos algunos de ellos:
Antonio Paredes Candia “El Cóndor Jipiña”
Es la historia de Kuntur Mallku un hombre que podía transformarse en cóndor.
Un día un joven llego a la casa del Cacique de Coro Coro, el era un hombre de justicia y bondad. Tenía un hijo y una hija. Un joven muy simpático, llego a su casa a pedir la mano de su hija. El Cacique le dijo que era un desconocido, le pidió mostrar una prenda de su comunidad para saber su procedencia. El joven no lo tenía entonces se fue, pasó tiempo y el suceso fue olvidado.
Al pasar el tiempo, su hija gustaba de subir a un cerro, allí charlaba con joven. Desde la distancia un grupo de muchachos vieron que un cóndor volaba en el lugar. Los jóvenes subieron al cerro, tenían un onda, uno de ellos tomó una piedra en cuyo centro había oro, la lanzo con tal fuerza que dio al pecho del cóndor. Este voló hacia una roca donde murió. Wiracocha vio lo sucedido, decidió transformar al cóndor en una roca.
A la casa de Cacique de Coro Coro llegaron emisarios del pueblo vecino, buscaban al príncipe Kuntur Mallku, quien había salido hace tiempo a buscar esposa. El Cacique les explico que lo vio, como no pudo presentar una prenda de su procedencia, se fue. Ellos le explicaron que era el único que podía transformarse en cóndor.
Al escuchar esto, la muchacha se desmayó y vivió triste por el resto de sus días. Actualmente la roca Cóndor Jipiña tiene 10 metros de altura y pesa 8 toneladas.
Pikalkuti, la leyenda de Suma Panqara, Tata Lorenzo y el Cóndor Mallku
Narra la historia de una joven pastora, Suma Panqara, que vive en las alturas de los Andes junto a su madre, hermanito y su rebaño de ovejas. Mientras pastorea en las pampas del cerro, un joven elegante, vestido con un terno gris y una chalina blanca, aparece y comienza a cortejarla con halagos y competiciones amistosas.
Con el tiempo, Suma Panqara se enamora del joven y acepta sus propuestas de juegos, incluso cuando él la desafía a realizar actividades físicas imposibles para ella, como correr cuesta abajo llevándolo sobre su espalda. Un día, durante uno de estos juegos, el joven se transforma en un majestuoso cóndor, el Cóndor Mallku, y la lleva a su cueva en la montaña.
En la cueva, Suma Panqara queda embarazada y da a luz a tres hijos del cóndor. Mientras tanto, su madre la busca desesperadamente, y cree que la Tierra se la ha tragado y deja de buscarla, haciendo ofrendas a la Pachamama para encontrar paz en su pérdida.
Un día, un ave llamada Lorenzo descubre a Suma Panqara en la cueva del Cóndor Mallku y se ofrece a llevarla de regreso a su hogar. Tras enfrentarse al cóndor y sacrificar a sus hijos, Lorenzo logra llevar a Suma Panqara de vuelta a su hogar, donde es recibida con alegría por su madre.
Sin embargo, el Cóndor Mallku, enfurecido por la intervención de Lorenzo, lo persigue y lo despluma, dejándolo indefenso y transformándolo en un pequeño pájaro, hoy conocido como picaflor o colibrí. Se dice que los pequeños pájaros que habitan en la región del lago Titikaka son descendientes de Lorenzo, recordando la valentía y el sacrificio que hizo por salvar a Suma Panqara.
El cóndor y la cholita
Un poblado cercano a un cerro vivía una hermosa cholita. Ella era la única hija de una familia próspera. La misma se dirigía todas las mañanas a pastear a sus ovejas. En estos tiempos los cóndores eran temidos por que solían llevarse ovejas y personas.
El cóndor pasaba siempre a medio día. Se quedaba flotando en el cielo viendo a la cholita. Ese día decidió que la cholita sería para él. Al retornar a su casa al ponerse el sol, la cholita se encontró a un joven muy simpático que no vivía en el pueblo el cual tenía un poncho oscuro y una linda chalina blanca. Le dijo que si quería acompañarle. La cholita encantada con el joven, aceptó.
Todas las tardes se encontraba con él y su amor fue creciendo. Los padres de la cholita, al ver que siempre llegaba tarde, le preguntaron la causa. La cholita les contó del joven, pero no pudo decirles su nombre o algo sobre sus padres u origen. Ese día ella le cuestionó por esto y él le dijo que no se preocupara que esa misma tarde hablaría con sus papás. La cholita contenta aceptó lo que el joven decía.
Al llegar a la casa, los padres interrogaron al joven el cual al no responder causo la ira de ellos. La madre furiosa le tiró encima una olla con agua hervida. Con gritos y un viento fuerte, el joven desapareció en la noche. Con el temor al rapto, los padres solo permitían a la cholita salir acompañada.
Al llegar el medio día al almorzar, se sintió un frío helado y una sombra grande en la pampa. ¡Un cóndor enorme gritaba el nombre de la cholita “Felisa, Felisa! ¿Dónde estás?” Al verla, el cóndor tomó a la cholita y se la llevó. Cuando se encontraban en la cima del cerro al llegar a su guarida, ella notó algo familiar en él, con la cabeza y el cuello pelados por el agua hervida y el collar de plumas blancas… era el joven enamorado. El cóndor le ofrecía carne a la cholita que no comía porque ésta estaba cruda. El cóndor entonces al ver las fogatas de los hombres y como cocinaban, esperaba que se fueran y revolcaba la carne en las cenizas.
Mientras tanto, la madre lloraba todos los días. Entonces se le acercó el leque leque, que es un ave pequeñita y muy lista con patitas largas. Al oír el problema de la señora decidió ayudarla, pero antes le pidió un saco de maíz tostado y charqui en forma de pago. Una vez recibido esto se fue volando. Ese día el cóndor, después de pelear con la cholita y ver a sus hijos que tenían plumas, pero caritas humanas, se fue volando y vio al leque leque en una piedra llorando desconsoladamente. “Qué te pasa a ti? ¿Por qué lloras?” “Es que el fin del mundo está cerca. Las montañas se van a hundir. Solo se va a salvar quien se amarre a este enorme árbol,” le respondió.
El cóndor, aterrado, le dijo que lo amarrara a él primero. El leque leque, con pena y sin dejar de llorar, lo amarró. Una vez amarrado, el leque leque se fue volando a la cueva y bajó a la cholita. Y por esto el cóndor no tiene plumas en cabeza y el cuello y tiene su chalinita blanca y el leque leque solo sale de noche gritando “leq leq leq leq” burlándose del cóndor.
Fuentes e información adicional
Como es de costumbre te proporcionamos las referencias utilizadas en el boletín y otras para ampliar el tema.
José Tomás Ibarra et. al. (2012) El cóndor andino: una especie biocultural clave del paisaje sudamericano. Boletín Chileno de Ornitología.
Parrado, María Alejandra (2022). El cóndor es un mensajero que nos habla del estado de nuestros hábitats en los Andes. Mongabay.
Ministerio de Medio Ambiente y Agua (2020). Plan de Acción para la Conservación del Cóndor Andino (Vultur gryphus) 2020-2030.
Videos:
Ciclo de Conferencias – Bolivia Ecológica
A vuelo de cóndor: datos clave sobre el ave nacional de Bolivia, junto a nuestro invitado Diego Méndez (Biólogo) y coautor de la revista Bolivia Ecológica Nº89 Rapaces de Bolivia: El cóndor andino. 2020.
https://www.youtube.com/watch?v=_pEHThfALnI
¿Por qué el cóndor andino está en peligro de extinción? (1 de 3) – Todo tiene un porqué. Televisión Pública. 2017
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